Tener un rostro radiante y suave es algo con lo que soñamos, y el mundo de los productos de Skincare y especialmente las mascarillas cada vez se popularizan más, ya que permiten mejorar el estado de salud de la piel de nuestro rostro. Aunque bien es cierto que muchas veces es difícil seguir una rutina y ponemos excusas para no hacerlo, y me incluyo porque muchas veces me da pereza colocarme una mascarilla y realizar toda mi rutina facial, pero una vez que lo hago, siento mi piel fresca e hidratada, amo esa sensación de bienestar, ¿Te pasa igual?
Las mascarillas faciales son un producto de cosmética que utilizamos de manera puntual para completar nuestra rutina del cuidado de la piel. Según sean sus ingredientes, las mascarillas nos ayudan en aspectos realmente importantes, nos aportan hidratación, regeneración, limpieza, luminosidad y protección, además de otras propiedades específicas como efecto anti-edad o corrector, según cada producto, permitiéndonos lucir un rostro radiante con un aspecto joven y atractivo, tanto con maquillaje o sin él. Así, una mascarilla se presenta como un todo en uno capaz de incidir en el mantenimiento y la belleza de la dermis facial. ¿No es increíble? Yo las amo.
Una vez que la aplicamos en nuestro rostro, debemos dejarla actuar por unos 15-20 minutos formando una capa o máscara (de ahí su nombre) para que pueda realizar su efecto correspondiente, y posteriormente la retiramos. Pero, ¿Realmente dan resultados?
Por supuesto que sí, al aplicarnos una mascarilla esta llega a las capas más profundas de nuestra piel y por eso la notaremos mucho más sana, suave y radiante. Sin embargo, existen varios tipos y presentaciones de mascarillas en el mercado para elegir, por lo que es importante conocer el tipo de piel que tenemos y qué efectos o beneficios buscamos conseguir para acertar nuestra elección y obtener los mejores resultados. Podemos encontrar:
Mascarillas hidratantes: sobre todo para pieles secas o deshidratadas.
Mascarillas purificantes: especialmente para pieles propensas al acné.
Mascarillas calmantes: recomendadas para pieles con rojeces.
Mascarillas renovadoras: sobre todo para pieles apagadas.
Mascarillas aclarantes: muy indicadas para pieles con manchas.
Mascarillas nutritivas: fantásticas para pieles envejecidas.
Mascarillas exfoliantes: exclusivas para eliminar las células muertas.
Mascarillas reafirmantes: especiales para recuperar la firmeza de la piel.
Como vemos, todas las mascarillas producen efectos muy recomendables para cualquier tipo de piel. Pero podemos elegir una u otra según las necesidades que tengamos en cada momento, una de mis favoritas es la mascarilla hidratante, me encanta como luce mi rostro luego de aplicármela. Pero, ¿Cuál es el proceso para colocarme una mascarilla adecuadamente?
Una vez llegado el momento de aplicarnos la mascarilla, debemos consultar las instrucciones o consejos de aplicación mencionados en cada producto y de manera general, debemos seguir los siguientes pasos para conseguir los mejores resultados:
Limpiar la piel con nuestra limpiadora habitual.
Aplicar una capa del producto de manera uniforme por todo el rostro evitando la zona de la boca y el contorno de los ojos.
Dejar actuar la mascarilla el tiempo que indique el fabricante. Normalmente suele ser de 10 a 20 minutos. También hay mascarillas que se pueden dejar actuar toda la noche. Consulta las indicaciones.
Retirar el producto poco a poco con agua templada. Puedes utilizar un algodón o una toalla húmeda.
Secar la piel y aplicar un tónico facial para cerrar los poros y restablecer el equilibrio natural de la piel.
Terminar aplicando nuestro serum o hidratante habitual para lograr un tratamiento completo.
¡Y eso es todo!, son pasos muy sencillos que nos harán lucir un bello rostro, la clave está es realizar el procedimiento bien y en cuidar nuestra piel a diario. Anímate y muestra tu belleza.
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Ross Monasterios
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